Las matemáticas en Chile en el siglo XIX son poco conocidas. Las reseñas históricas se han limitado a su enseñanza y a sus aplicaciones y poco o nada se ha escrito acerca de su cultivo como ciencia en sí. Surge aquí una pregunta natural: ¿hubo creación matemática en Chile en el siglo XIX, o sólo hubo transferencia de matemática instrumental desde Europa para encarar los problemas contingentes del país? Pensamos que hubo las dos cosas: matemática aplicada y también aporte al conocimiento matemático.
La matemática como ciencia ``útil'' respondía a la hipótesis programática del Estado para el progreso del país, así como a las aspiraciones de las capas ilustradas de la sociedad que confiaban en la enseñanza de la ciencia --entiéndase ciencias aplicadas e industriales-- como único medio de engrandecer a la nación. Los primeros gobiernos de Chile desarrollaron su programa científico-cultural a través de dos canales principales: el Instituto Nacional y la Universidad de Chile. ``La Universidad [se funda] como expresión del afán racionalizador del Estado nacional moderno que busca ordenar la sociedad de acuerdo a patrones de la razón y de la ciencia.''1Esta hipótesis, a nuestro juicio, es válida también para el Instituto Nacional, formador de los primeros profesionales y de los primeros conductores de la joven república.
En el ámbito de las matemáticas, la enseñanza tenía como objetivo principal la formación de agrimensores e ingenieros, tema que desarrollamos en el primer capítulo.2La transferencia de la ciencia a través de las profesiones fue exitosa. Hacia 1850, Chile contaba con un cuerpo de ingenieros bien organizado y un movimiento matemático semejante al ``movimiento literario del cuarenta y dos''.
Entre los jóvenes amantes de las matemáticas estaba Ramón Picarte, autor del primer trabajo científico de envergadura hecho en casa por un chileno nacido y formado en el país, y es, a nuestro parecer, quien alcanzó mayor altura científica entre los hombres de ciencias exactas que produjo Chile en el siglo XIX. En el ámbito internacional su obra científica fué aplaudida por el más importante centro de matemáticas de su época, la Academia Francesa, y permaneció vigente por más de un siglo en los círculos mundiales.3Aunque hoy parezca extraño, aquella obra matemática de Picarte no fué comprendida ni reconocida en un comienzo por la intelectualidad científica chilena, fuertemente orientada por la ``racionalidad'' de la Ilustración francesa. Es así como Picarte hubo de viajar a Francia en busca de validación para su trabajo, en una odisea que comenzó en Chile y concluyó en las gradas de la Academia Francesa, lo que se relata en los capítulos segundo y tercero. El triunfo en la metrópoli tuvo fuertes ecos en Chile, y Picarte vuelve a su país envuelto en gloria y reconocimiento.
Una vez de regreso, y sorprendiendo a muchos, Picarte orienta su talento a la creación de modelos matemáticos de estructuras sociales que permitiera ``resolver el problema de la felicidad pública'' y ``asegurar al hombre pobre pero trabajador, con economías a su alcance, un porvenir a su familia.'' Este giro de Picarte tuvo, como su primer trabajo, una silenciosa e indiferente acogida por parte de la ilustración criolla; pero, a diferencia de aquél, tampoco fue celebrado por ninguna academia ni sociedad extranjera. Exponemos estas actividades sociales en el capítulo cuarto.
Para finalizar nuestro estudio, insertamos una breve exposición de su ``invención'' matemática, el informe de la Academia Francesa sobre su obra de juventud, una cronología de su vida y una bibliografía de su obra.
La obra de Picarte ha permanecido en Chile oculta en los anaqueles de una biblioteca. Su olvido y desconocimiento alcanzan en Chile tanta altura como sus logros.4Fueron algunas felices indicaciones las que nos motivaron a estudiarla: una referencia sobre un matemático chileno que pretendió fundar un falansterio; la mención en el catálogo internacional más autorizado de tablas matemáticas de la mejor tabla de inversos conocida, la de Picarte, y finalmente el artículo publicado en 1859 en los Anales de la Universidad de Chile, con el sugerente título: MATEMATICAS.- Merecidos aplausos que el joven chileno don Ramón Picarte acaba de recibir en las prensas europea y americana, y especialmente de sus compatriotas, por los progresos y descubrimientos que ha hecho en este importante ramo del saber humano.5
Esperamos que estas notas sobre su vida y obra contribuyan al mejor conocimiento de la ciencia chilena y sus cultivadores, y motiven futuras investigaciones sobre su persona y los científicos chilenos. Las presentamos como modesta reparación al injusto silencio a que Picarte ha sido relegado por tantos años.