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Nadie es profeta en su tierra

``Ninguna sociedad acepta a sus escritores hasta que ha asimilado lo que dijeron.'' (Octavio Paz)


Ni el desdén de la sociedad, ni la frialdad de los sabios frente a su trabajo, ni la indiferencia del Gobierno que lo abandonó a su suerte, mellaron el carácter del joven matemático. Intimamente convencido del valor de sus hallazgos, concibió la idea de viajar a Europa para presentar sus estudios matemáticos a la Academia de Ciencias de París. No tenía dinero para el viaje, ni contactos, ni experiencia. Sus amigos se empeñaron en disuadirlo de esta riesgosa -casi absurda- empresa, pero la fuerza de su convicción pudo más en él que el buen sentido de sus amigos.

Llegó a Valparaíso a principios de 1857, y de ahí se embarcó al Perú sin más equipaje que lo puesto y sus tablas. En Perú buscó editor, sin encontrarlo. Permaneció dos meses en ese país, trabajando en labores muy ajenas a su oficio para ganarse la vida, hasta que, providencialmente, encontró dos compatriotas suyos que le financiaron, generosamente, el viaje hasta Panamá, y luego a Southampton. En este puerto inglés vendió su reloj de oro para lograr llegar a Londres, y por fin, a Francia. ``Sepa Dios cómo tuvo medios para dirigirse a París,'' concluye su amigo.

¡Ya estaba en París! Pero no con esto estaban sus problemas resueltos. ¿Cómo era el París de ese entonces? ¿Cuál era el ambiente científico y matemático? A falta de impresiones de Picarte mismo, podemos formarnos una idea de esto a través de una carta que Niels Abel, genial matemático noruego, pobre y allegado en París como Picarte algunos años antes, dirigió a un amigo suyo desde la capital francesa:

``Te diré que esta ruidosa capital me ha producido por el momento el efecto de un desierto. [...] Cauchy es el único que se preocupa de Matemáticas puras. Poisson, Fourier, Ampere, etc. trabajan exclusivamente en problemas de magnetismo y en otras cuestiones físicas. [...]

``Los franceses son mucho más reservados con los extranjeros que los alemanes. Es extraordinariamente difícil obtener su intimidad, y no me aventuro a presentar mis pretensiones. En fin, todo principiante tendrá aqui grandes dificultades para hacerse notar. Acabo de terminar un extenso tratado sobre cierta clase de funciones trascendentes para presentarlo al Instituto [Academia de Ciencias] en la sesión del próximo lunes. Lo he mostrado a M. Cauchy pero apenas se ha dignado mirarlo. Me aventuro a decir sin jactancia que es una obra de importancia. Tengo curiosidad por oir la opinión del Instituto.26

Abel llegó a París en 1826, y se alojó en casa de una familia pobre pero codiciosa que le daba dos malas comidas al día y un aposento inmundo a cambio de un alquiler caro. No sabemos si Picarte tuvo mejor suerte al respecto, pero no es aventurado pensar que treinta años más tarde las condiciones sociales en Francia no hubiesen cambiado mucho. Picarte, pobre como Abel, probablemente corrió parecida suerte.

Cuando Picarte llegó a París en 1857, Cauchy ya había muerto. Le sucedió en la Academia Charles Hermitte, cuya actitud hacia los jóvenes matemáticos era diametralmente opuesta a la de Cauchy. Sin embargo, los obstáculos y requisitos impuestos por la Academia para la admisión de memorias científicas seguían siendo los mismos: había que tener alguien que hiciera la presentación. Picarte recurrió primero a Claudio Gay, que entonces estaba en París. Gay dudó del valor del trabajo de Picarte y solicitó a un matemático que la examinase y le dijiese si sería digno de ser presentado a la Academia. Pero Picarte desconfió del comisionado, temiendo que le robara su invención. Recurrió, entonces, al presidente de la Sociedad San Vicente de Paul, quien le presentó un sujeto de la Academia de Ciencias, el que lo puso en contacto con los matemáticos, los que finalmente le aconsejaron que pasara su trabajo en limpio para ser examinado por una comisión. ``Cinco meses trabajó Picarte con dos ayudantes durante 10 a 12 horas diarias''. A fines de 1858, el trabajo fué presentado a la Academia. ¿Correría Picarte la misma suerte que Abel, cuya memoria sobre cierta clase de funciones trascendentes, su obra maestra, fué rechazada por el Instituto por ser ``apenas legible'', y luego extraviada y olvidada?

Aunque sus obras difieren, las vidas de estos dos matemáticos tienen una especie de paralelismo de pobreza, gloria e incomprensión. Picarte pertenecía a un país nuevo en pleno desarrollo; Abel era hijo de un país centenario. Abel tenía a su alcance las obras originales de todos los grandes matemáticos; Picarte sólo podía leer compendios de segunda mano. Abel sigue siendo recordado y venerado en su país y en el mundo; Picarte fué olvidado totalmente en su país, donde sigue siendo un desconocido. La obra de Abel sigue vigente; la de Picarte fue sepultada por el aluvión de la computación. Cuando Abel, en 1825, decidió perfeccionar sus estudios en Europa continental y discutir sus trabajos con matemáticos franceses y alemanes, su Gobierno lo apoyó monetariamente y sus pares lo alentaron con entusiasmo; cuando Picarte quiso publicar sus descubrimientos, sus pares lo miraron con indiferencia o desconfianza y el Gobierno le volvió la espalda.

Pero en una cosa Picarte fue más afortunado: su memoria no fue extraviada, y recibió una aprobación calurosa. Leemos en un periódico francés del 6 de marzo de 1859:

``Un joven matemático de Santiago de Chile, don Ramón Picarte, dejaba no hace mucho su Patria y atravesaba los mares para abordar las escalas del Instituto [Academia de Ciencias]. Su valor y perseverancia obtenían una recompensa bien preciosa en el juicio que de él se formaba en la sesión de la Academia del 15 de Febrero último, en la que recibía las gracias de los Académicos y al mismo tiempo se le animaba para la publicación de sus obras.''27
El informe de la Academia está firmado por los famosos matemáticos Hermitte, Mathieu y Bienaymé.

Concluía así la odisea de un viaje de gloria. Picarte daba un certero golpe al fantasma de nuestra inferioridad para el cultivo de las ciencias, ratificando al mismo tiempo el viejo refrán que dice ``nadie es profeta en su tierra''. La hazaña científica de Picarte tuvo repercusiones de variado orden en Chile y en otras partes del mundo.

En París, el Monitor de la Flotte del 6 de marzo informaba sobre el viaje de Picarte y hacía un resumen de sus trabajos. Explicaba en que consistían las Tablas, ubicándolas por encima de las famosas tablas de Barlow reimpresas varias veces en Inglaterra. ``Este resultado -escribía- es un paso dado en la ciencia. Los Matemáticos, los Ingenieros, los Industriales, los Hacendistas y los Negociantes encontrarán en ella un alivio a sus largos cálculos, y sobre todo, la seguridad de no cometer error.'' Terminaba el Monitor elogiando a Picarte y las virtudes de su trabajo. En términos parecidos se pronunciaban en aquella capital el Monitor Universal, organo oficial del Imperio y el Eco Hispanoamericano. Este último aseguraba que en forma análoga ``se han expresado todos los grandes periódicos de París''. Igual acogida a la proeza de Picarte dió La Estrella de Panamá y otros periódicos del Nuevo Mundo ``que durante muchos días ocuparon sus columnas en tratar con especialidad de este asunto.''

En Chile, El Mercurio de Valparaíso en su edición del 17 de mayo de 1859 escribía:

``En estos días ha ocupado la atención pública la noticia publicada en El Mercurio de un nuevo paso dado en la ciencia por un joven chileno y que ha sido aplaudido por eminentes matemáticos europeos y por los más acreditados periódicos de Francia [...] Su mérito es aún más relevante desde que sepan las grandes dificultades que ha vencido, las amarguras que ha devorado y los increíbles sacrificios que ha hecho para llegar al feliz término de su empresa.''

En Santiago el público se apresuró a rendirle homenaje, mediante una suscripción voluntaria, ofreciéndole un obsequio pecuniario que se le hizo entrega a través del Cónsul General de Chile en Francia. Activaron esta suscripción Miguel Luis Amunátegui y su hermano Víctor, Manuel Antonio Tocornal, Enrique Cood, Juan Pablo Urzúa y otros amigos de Picarte.

El Gobierno, que años antes había dudado de su talento, se apresuró a nombrarlo Adicto a la Legación de Chile en Francia, con una asignación de 500 pesos anuales, mediante Decreto del 18 de mayo de 1859, en reconocimiento a su patriótica labor, pues ``había puesto el nombre de Chile en los círculos científicos más prestigiosos del mundo''. Asimismo, se suscribió a 300 ejemplares de las tablas de multiplicación y división.

Por su parte el Consejo de la Universidad de Chile y la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, en sesión del 11 de junio de 1859, lo nombraron miembro corresponsal de la Universidad en la Facultad de Ciencias Matemáticas y Físicas28, como una ovación a sus méritos científicos.

Picarte se quedó por algún tiempo en Francia para editar sus tablas, de cuya venta obtuvo una buena entrada por sus derechos de autor. Se vendieron como obra enteramente nueva no sólo en Francia, sino también en Inglaterra, Portugal, Bélgica, Holanda, Perú y en otros países con los cuales Francia tenía tratados comerciales. Aprovechó su estadía en París para perfeccionar sus conocimientos de matemáticas y titularse en Francia de Agrimensor. Se interesó por conocer algunas organizaciones sociales y comerciales que pensaba que, con las respectivas adaptaciones, podrían implantarse en Chile para levantar o aliviar la pobreza de la gente modesta, tales como Instituciones de Crédito, Cajas de Ahorro, Asociaciones Populares, Cajas de Seguros. En resumen, se compenetró de cuanto conocimiento le pareció que podría ser útil para su país.29

Regresó a Chile colmado de gloria y alabanzas, probando con su esfuerzo, tenacidad y perseverancia que en un país pobre, aislado y sin tradición científica, también se puede hacer ciencia de buena calidad.



Notas al pie

... Instituto.26
En las biografías de grandes matemáticos de Bell [#!Bell!#], página 375-6.
... obras.''27
Citado en el artículo de los Anales referido en la Nota 10.
... Físicas28
La Ley Orgánica de la Universidad de Chile, del 19 de Diciembre de 1842, establece la Facultad de Ciencias ``Matemáticas y Físicas''. El decreto del 7 de Diciembre de 1853, que crea las carreras de ingeniería, habla de la Facultad de Ciencias ``Físicas y Matemáticas''. Pero en el año del homenaje a Picarte, 1859, aun puede encontrarse el antiguo nombre. De paso, hagamos notar que junto con la creación de las carreras de ingeniería se establece la enseñanza sistemática y obligatoria del cálculo infinitesimal.
...is.29
Las noticias del detalle de sus actividades durante su estadía en Francia son aún un misterio para nosotros. Nos hemos guiado por el párrafo en el artículo de Briseño que dice al respecto:
``Después hemos sabido que el Sr. Picarte ha obtenido una buena entrada por la venta que, en Francia, ha hecho de la primera edición de su obra de dividir, la cual es enteramente nueva en Europa; que por esta obra goza de un privilegio exclusivo, no sólo en el Perú y en Francia, sino también en Inglaterra, Portugal, Bélgica, Holanda y en otros varios Estados con quienes tiene tratados Francia; que se ocupa en arreglar su Tabla de Logaritmos para publicarlas también; que últimamente se ha recibido de Agrimensor en Francia, en donde continúa sus estudios de matemáticas mixtas sobre puentes y calzadas; y que además se dedica actualmente en París a algunos trabajos estadísticos y a estudiar algunas instituciones de créditos muy dignas de ser planteadas o mejoradas en su Patria, como Cajas de ahorros para los pobres, Asociaciones de Bancos, de Seguros, etc. Volverá, pues, al suelo que le vió nacer cargado de méritos, de gloria y de conocimientos útiles, que nos serán muy provechosos a todos.''
Sin duda que hay mucho de poético en el relato, particularmente porque está escrito en mayo de 1859: ?`Como iba a hacer tanto Picarte en menos de un año? Por otro lado, la fuente señala con mucha precisión el sesgo social que iban tomando las actividades de Picarte, que como veremos, es una tendencia que prevaleció a su regreso.

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Claudio Gutierrez Gallardo 2002-04-03